Como
está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien
busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga
lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; Con su
lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena
de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre;
Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz. No
hay temor de Dios delante de sus ojos. (Romanos 3:10-12).
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